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La moto voladora ¿ficción o próxima parada?

En nuestra serie Mobility Trends, desde Alphabet seguimos de cerca cómo las nuevas tecnologías están reescribiendo las reglas del movimiento. Hoy nos detenemos (o mejor dicho, despegamos) con una innovación que hasta hace poco parecía exclusiva del cine de ciencia ficción: la moto voladora. Sí, has leído bien. No hablamos de un concepto futurista lejano, sino de una realidad que ya se está probando en lugares como Japón, Estados Unidos o Emiratos Árabes. Estos vehículos, que evocan inevitablemente a los míticos deslizadores de Star Wars, son capaces de despegar, flotar y alcanzar velocidades de hasta 200 km/h.
Aunque por ahora su presencia es más espectáculo que solución práctica para la movilidad urbana, lo cierto es que estas máquinas ya están generando debates clave sobre el futuro de la movilidad.
De la pantalla a la realidad
Como ya ocurrió con los coches eléctricos, muchas de las tecnologías que ahora parecen extravagantes pueden convertirse en parte de nuestro día a día en cuestión de tiempo. En este sentido, los deslizadores voladores (aunque hoy suene raro escribirlo así) podrían acabar integrándose en ecosistemas urbanos muy concretos, sobre todo si se desarrollan infraestructuras, normativas y casos de uso claros. Las grandes ciudades están en plena transformación, y conceptos como la movilidad vertical están cada vez más presentes en los planes de futuro de la industria.
Las motos voladoras han dejado de ser ciencia ficción para empezar a ocupar titulares. Aunque todavía están lejos de ser una alternativa real en nuestras ciudades, ya existen modelos que demuestran hasta dónde puede llegar la movilidad aérea personal. Aquí van tres ejemplos que lo están haciendo posible:
- XTURISMO (Japón): Desarrollada por A.L.I. Technologies con apoyo de Mitsubishi, esta moto vuela durante 40 minutos y alcanza los 100 km/h (en pruebas, hasta 200 km/h). Su diseño recuerda a los deslizadores de Star Wars.
- Volonaut Airbike (Polonia): Esta start-up ha creado una moto impulsada por propulsión a chorro que alcanza los 200 km/h. Monoplaza y con estética muy cinematográfica, ha sido probada en desiertos y bosques.
- Airwolf (Chequia): El modelo de UDX es un eVTOL eléctrico con despegue vertical y velocidad máxima de 230 km/h. Su diseño con ventiladores inclinables le da gran agilidad y autonomía de 25 minutos.
Una tendencia más allá del humo y los focos
Más allá del espectáculo mediático que generan, las motos voladoras representan algo mucho más profundo: una voluntad de romper con los límites de la movilidad. Son el reflejo de una mentalidad que gana terreno en el mundo de la innovación, una forma de pensar sin frenos, sin ruedas y, si hace falta, sin gravedad.
Aunque muchas de estas ideas no llegarán a implantarse masivamente, su valor está en las preguntas que plantean y en las posibilidades que abren. ¿Y si pudiéramos eliminar los atascos para siempre? ¿Y si en el futuro los desplazamientos corporativos combinarán tanto el aire como el suelo? Estas reflexiones invitan a imaginar un panorama de movilidad mucho más flexible, ágil y adaptado a las necesidades de nuestras ciudades y empresas, donde lo convencional dé paso a lo inesperado.
¿Qué implica esta nueva forma de movilidad?
- Reducción de la congestión urbana: Al utilizar el espacio aéreo en lugar de las calles, estos vehículos podrían ayudar a descongestionar el tráfico terrestre, especialmente en ciudades con alta densidad y problemas de movilidad.
- Mayor eficiencia en los desplazamientos: Para sectores que dependen de la rapidez, como servicios de emergencia, reparto urgente o transporte corporativo, este tipo de vehículos puede ofrecer soluciones ágiles que reduzcan tiempos y mejoren la respuesta en situaciones críticas.
- Contribución a la sostenibilidad: Al ser impulsados por tecnologías eléctricas o híbridas, estos medios de transporte podrían contribuir a la reducción de emisiones contaminantes y al cumplimiento de los objetivos ambientales marcados a nivel global.
- Necesidad de nuevas normativas e infraestructuras: La circulación en el espacio aéreo urbano requerirá marcos regulatorios específicos y el desarrollo de infraestructuras dedicadas, como puntos de despegue y aterrizaje y sistemas de control de tráfico aéreo, para garantizar la seguridad y la eficiencia en su operación.
¿Movilidad o espectáculo?
Por ahora, una moto voladora no es una opción práctica para circular por ciudades como Madrid o Barcelona. Pero esa no es la única forma de valorar la innovación. Estas tecnologías nos muestran que los límites entre tierra, aire e incluso mar se están desdibujando cuando hablamos de movilidad. Los vehículos híbridos y multifuncionales, capaces de adaptarse a distintos entornos, están ganando protagonismo.
Estos avances invitan a reflexionar sobre sus posibles usos: ¿podrían ser una solución útil en situaciones de emergencia, para logística rápida o para patrullajes en zonas de difícil acceso? ¿Tendrían más sentido en áreas rurales o lugares con infraestructuras limitadas? Y, sobre todo, ¿qué impacto real tendrán estas ideas en la movilidad urbana y empresarial del futuro?
¿Y qué tiene que ver esto con las empresas?
Es poco probable que en el corto plazo veamos una flota de motos voladoras aparcadas frente a las empresas, pero lo que sí es evidente es la creciente necesidad de adoptar soluciones de movilidad más ágiles, limpias y versátiles. Factores como el avance tecnológico, el cambio climático, la urgencia por reducir emisiones contaminantes y la digitalización en la gestión de flotas están transformando el panorama de la movilidad empresarial.
Dentro de este nuevo escenario, lo verdaderamente relevante no es tanto que un vehículo pueda volar, sino que se adapte a las necesidades específicas de cada contexto, ya sea en función del sector, la ubicación o el tipo de actividad.
Por eso, seguir de cerca las innovaciones, incluso aquellas que parecen más futuristas, como las motos voladoras, es importante para anticipar tendencias y comprender hacia dónde se dirige la movilidad. Lo que antes parecía imposible, está en fase de pruebas. Lo que parecía exclusivo del cine, ya cuenta con patentes. Y lo que parecía lejano, está más cerca de lo que imaginamos. En este nuevo escenario, cada empresa tiene la oportunidad de repensar su propia movilidad, con o sin hélices
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